De vez en cuando emerge en mí una sensación de culpa que me hace sentir como si fuera un miserable. Por suerte ya son poquitas las veces que me aparecen estas sensaciones, lo que ligo a una madurez por mi parte. Entendiendo madurez como el hecho de haberme podido liberar de un muerto más que pesaba lo suyo. O al menos un poquito 🙂
Es preferible no escuchar una verdad que escucharla y no actuar, porque entonces se convierte en un veneno.
Jiddu Krishnamurti
¿Por qué hablamos del sentimiento de culpa hoy?
Me gustaría poner este capítulo en contexto, aunque tampoco es algo que vaya a marcar la diferencia en el devenir del mismo, pero al menos me permite abrir una historia. Y ya sabemos que a los humanos nos gustan mucho las historias.
El caso es que tengo una muy buena amiga, quizás la persona con la que he conversado más en mi vida desde un lugar de trasparencia, libertad y curiosidad, que lleva un tiempo sosteniendo la carga que supone el sentimiento de culpa. Como hablamos de todo e intensamente, pues sin duda ha surgido este tema a conversación.
Las charlas que mantenemos son muy guays porque se dan desde un compartir desde diferentes lugares. Algunas cosas ya las sabemos pero no por ello mandamos callar al otro, porque siempre estamos aprendiendo. El caso es que sobre este tema yo me preguntaba: ¿qué sé realmente sobre la culpa?
Recordaba haberla trabajado en mi curso de Acompañamiento Filosófico. Recordaba haber leído sobre ella en un libro de Jiddu Krishnamurti. Y me figuraba que también había algo en las sesiones a las que asisto de Antonio Jorge Larruy. Todo esto mezclado con mi propia experiencia es lo que me gustaría compartirte hoy aquí. Por si puede ser de utilidad y acompañarte.
La culpa según el acompañamiento filosófico
Empezamos por la parte más técnica si te parece: ¿cómo define o clasifica la culpa el entorno del acompañamiento filosófico? Pues bien, para empezar con esta parte necesito introducir el concepto de Estrategia Evitativa.
Una estrategia evitativa es algo que yo hago o que no hago que me aleja de la actitud filosófica o lo que aquí en el podcast llamé en su momento actitud de explorador. Utilizamos las estrategias evitativas para no contactar con el deseo o el miedo que aparecen en el momento que está aconteciendo en el presente. Activar estas estrategias nos impide poner consciencia y, por lo tanto, hacernos responsables de estos deseos/miedos. De EE hay muchos tipos, y es fascinante así que si estáis interesados me escribís o dejáis un comentario.
Entendido este concepto, vayamos ahora a la culpa. La culpa entra dentro de la estrategia evitativa que se conoce como retroflexión. Este grupo de EE básicamente consiste en que nos machacamos con la intención de derrumbar nuestro relato interno para adecuarlo a lo que deviene y demanda el exterior. Es decir, para evitar contactar con un deseo o miedo y escucharlo plenamente lo que hacemos es agredirnos para (de alguna manera) encajarnos en lo que se nos dice desde fuera.
Dentro de este grupo de estrategias evitativas de retroflexión encontramos la culpa, pero también la tensión corporal, el victimismo y las somatizaciones.
El origen del sentimiento de culpa
Ahora que tenemos el marco de trabajo, podemos ir un poquito más al origen. ¿Cuál es la raíz de la culpa? Si podemos entender la raíz, quizás podamos aprender a cortar esta mala hierba de cuajo.
Ya me habéis oído hablar un poco sobre cómo se construye el ego con la idea que yo tengo de mí (mi personalidad) y que a su vez se crea un ideal al que estaré persiguiendo toda la vida con la intención de vivir aquello que con mi personalidad no me permito. Todo empieza cuando somos pequeños y nos educan. Ahí nos trasladan un modelo de lo que es el bien. Pero este bien es un bien minúsculo. Yo como niño ya estoy viviendo el Bien, pero los adultos no se dan cuenta y nos trasladan una serie de normas.
Lo que está sucediendo es que proyectamos el bien en un modelo moral. Nos lo trasladan en base a un conductismo: si te ajustas al modelo, premio; sino castigo. Pero, ¿qué es el castigo? Bueno, básicamente un señalar que no te estás ajustando al modelo de bien que te están forzando a encajar. ¿Os suena esta palabra de “encajar”? Sí, la he usado antes en la definición del sentimiento de culpa. Al final el castigo es: no has hecho lo que tenías que hacer para vivir el bien por lo que debes sentirte mal.
Este es el origen de la culpa. Y con el tiempo suceden dos cosas:
- Hay un momento que ya no necesito a ningún policía encima: ya hago yo ese papel y me auto condeno.
- Me voy desconectando del Bien mayúsculo. Pierdo sensibilidad sobre mis impulsos naturales profundos (que no son para nada caprichos, por lo que no debemos confundirlos con ellos).
El modelo del bien – ¿Cristianismo?
Por lo tanto podemos ver que la sensación de culpa está asociada a un modelo de bien. De hecho, hay quien escuchando este podcast ya pueda estar viendo que el mal (lo que consideramos malo) está creado por el mismo modelo del bien que hemos configurado como sociedad. Esto es pura teoría de conjuntos matemáticos.
La pregunta que nos podemos hacer ahora es: ¿y de dónde viene este modelo del bien? Uno podría aventurarse a investigar alrededor de las religiones que, en la forma, son todas morales. Y, aunque la tendencia es (al menos en España) a comulgar cada vez menos con el cristianismo (y con la religión en general) aún queda mucho poso silencioso que se va transmitiendo de generación en generación a través de la educación.
Si lo piensas, las prácticas del cristianismo nos han generado una cosmovisión concreta. Es decir, unas gafas a través de las cuales observamos el mundo de una manera NO neutra. Por ejemplo, entre otras cosas, esta práctica ha promovido que la persona renunciara a sí misma (a sus deseos) y que el conocimiento que una persona tenga de sí misma fuera dirigida a renunciar a sí misma. La repercusión de esta pequeña parte de la cosmovisión cristiana (mal entendida) es que la persona o lo individual es algo negativo.
En definitiva, mi mirada no está limpia hacia mi propio deseo.
La culpa vs la libertad
Y aquí se abre un buen melón al canto. Porque, claro, tengo un modelo con el que me han dicho que puedo vivir bien pero en muchas ocasiones (en casi todas, más bien) está en contraposición de lo que siento y vivo. Y frente a esta contraposición normalmente antepongo el modelo a la verdad que siento dentro de mí.
A veces lo hago sin darme cuenta. Otras por inercia. Otras por miedo. Otras por el “¿y si esta vez es diferente?”. Y otras muchas porque estoy muy desconectado de mi fondo. Pero independientemente del porqué, el caso es que antepongo el modelo a mi sentir. Y esto, queridos oyentes, está destinado al malvivir. Porque si antepongo el modelo a mi sentir y le hago caso: estaré traicionando constantemente mis anhelos. Pero si doy espacio a mi sentir, y aún me creo el modelo del bien: me aparecerá la culpa con la que me machacaré.
Al final, fíjate, que este modelo del bien que nos han inculcado es un sistema de limitación que no nos está permitiendo recuperar el bien que ya éramos de manera natural al nacer. En definitiva, no nos permite vivir en libertad entendiendo libertad en el sentido de vivir conforme a lo que uno vive como verdad y como bien (es decir: ser nosotros mismos).
¿Qué tiene que ver la culpa con ikigai?
Osea, que vemos que la culpa se contrapone a la libertad. Y aquí es donde lo enlazo con Ikigai. Recordemos que ikigai en su mayor expresión es aquello por lo que vale la pena vivir. Y en su expresión más profunda (esto ya es invención mía) es ser uno mismo en cada instante, es decir vivir en libertad.
Así: necesitamos recuperar el bien que somos y vivir bajo la verdad que sentimos en cada instante.
Una de las dudas que nos puede aparecer mientras hacemos este camino de reconquista es el de: ¿y si me equivoco? Es decir, qué pasa si creo que mi verdad y el bien que siento van en una dirección, lo manifiesto y le doy espacio y veo que, a posteriori, todo eso era falso. Porque esto puede pasar, recuerda que estamos muy insensibilizados fruto del sistema educativo.
Este, como dice mi querido Antonio Jorge, es un riesgo que hay que asumir. Porque ya sabemos que vivir anteponiendo un modelo seguro que es erróneo. Lo hemos visto antes. Más vale dar espacio y manifestar lo que cada uno vive como verdad y luego a ver qué pasa, que vivir bajo el yugo de un verdugo en forma de modelo.
¿Qué hago con mi sentimiento de culpa?
Y para ir finalizando, ¿qué hago con la sensación de culpa que me va invadiendo mientras no recupero el bien que soy? Pues podemos hacer varias cosas:
- Darnos cuenta que el discurso de la culpa es de agresor. Un agresor necesita una víctima. El agresor es la culpa y tú esencia/alma es la víctima. Date cuenta de esto para ir rebajando la carga.
- Aceptación
- Ver que la culpa apunta al modelo de mal que, a su vez, apunta al modelo del bien que has comprado y pon conciencia sobre eso.
- Solución Jiddu Krishnamurti
- Si vives intensamente con todo tu ser, si te das plena cuenta de todo a tu alrededor y en tu interior, de lo consciente como de lo inconsciente, ¿existe alguna razón paa que te sientas culpable? La persona que se siente culpable es la que vive en fragmentos, que está dividida en su interior.
- El sentimiento de culpa solo desaparece cuando afrontamos la vida de manera total, con todo nuestro ser; es decir sin ninguna realización personal
- Es preferible no escuchar una verdad que escucharla y no actuar, porque entonces se convierte en un veneno. Si escuchamos pero no actuamos, entonces es como aquel que se pasa el tiempo labrando pero nunca siembra.
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
Pilar Cabrera dice
Muy interesante este podcast, quedas deseando escuchar más sobre el tema de la culpa y citas de Krishnamurti
Sería bueno un podcast que sea una charla entre dos personas hablando sobre la culpa y otras reflexiones como nuestra programación, la violencia, la aceptación
Me gustaría participar algún día 💬
javi dice
¡Muchas gracias Pilar!
ahora llevo un tiempo parado con el podcast (ya lo habrás visto) porque he estado probando lo de ser nómada digital (mucho que contar ahí!). Me parece muy buena la sugerencia que propones. ¿Cómo te gustaría participar a ti? ¿Quieres que mantengamos una charla con micro abierto un día de estos? 😉