Hubo un tiempo en mi vida que me sentía agobiado cuando me enfrentaba a cómo tomar una decisión. Bueno… Reconozco que aún a día de hoy me pasa de vez en cuando: ¿Y si me equivoco? ¿Y si este no es mi camino? ¿Y si elijo esto y luego me arrepiento?
Éstas son algunas de las preguntas que me rondan por la cabeza. Por fortuna, cuando me atropellan todas estas dudas ya lo hacen de una manera más residual y no les doy tanto crédito. Y esto es lo que me gustaría explicarte hoy.
No pienses tanto en tomar una decisión: ponle ovarios/huevos y que pase lo que tenga que pasar.
Anónimo
Cómo tomar una decisión según Google
Es muy probable que cuando te veas en una situación como la que he descrito arriba hagas lo que un mortal moderno e integrado en esta sociedad actual hace normalmente: buscar en Google “Cómo tomar una decisión”. Y en 0,52 segundos te aparecen 21,3 millones de resultados.
¡21,3 millones!
Jajajajaja, ¿qué sociedad hemos construido? ¿Aún creemos que estamos en la era del conocimiento? ¡Si el conocimiento desborda por doquier allí donde miremos! ¿No estaremos en las puertas de una nueva era? En fin, que me voy del tema, esto si quieres lo dejo para futuras reflexiones y me centro en la de hoy: la toma de decisiones.
El caso es que si cogemos las 5 primeras entradas tras esa búsqueda inicial, empiezan el artículo de la siguiente manera (y copio textualmente lo que me he encontrado a día de hoy):
- Todo representa una elección, desde el platillo de la cena, hasta la carrera que decides estudiar. Saber tomar buenas decisiones es clave para lograr una vida plena.
- Estamos tomando decisiones constantemente, muchas veces sin darnos cuenta, pero muchas otras enfrentándonos a elecciones que van a determinar nuestro futuro.
- Tomamos decisiones todo el tiempo, a veces sin darnos cuenta. Algunas decisiones son fáciles y otras no tanto, algunas decisiones implican ganancias y éxito mientras que otras conllevan un costo bastante doloroso y pérdidas.
- Muchas veces a lo largo de nuestra vida nos vemos en la situación de tener que elegir entre diferentes opciones u oportunidades.
- En muchas ocasiones nos vemos enfrascados en situaciones de las cuáles no sabemos cómo salir, qué hacer o cómo tomar la decisión correcta.
Como ves, parece que hay una tendencia a pensar de pies juntillas que:
- siempre estamos decidiendo (lo hagamos o no conscientemente)
- saber decidir es clave para nuestra plenitud y/o futuro
- existen decisiones correctas e incorrectas, buenas o malas, sencillas o complejas…
Y, ante esta pauta (que se repite en entradas bien SEO posicionadas posteriores) me viene a la cabeza la inspiradora cita:
Cuando encuentres que estás del lado de la mayoría, es hora de hacer una pausa y reflexionar profundamente
Mark Twain
Así, que… ¿Reflexionamos juntos?
Lo que recomiendan
Vamos a ir poco a poco partiendo de lo que ya existe y buscando nuestro propio criterio y honrando lo que noto que vibra conmigo y lo que no. Esto lo hago conmigo (por la naturaleza de estar solo frente al ordenador ahora), la idea es que tú hagas lo mismo con lo que te digo aquí o con lo que leas por ahí 🙂
Según la primera entrada que encontramos, y que además Google nos lo resalta rápidamente, tenemos estos 10 consejos para tomar buenas decisiones:
- Conócete a ti mismo
- Enfócate en el presente
- Confía en tus instintos
- Toma en cuenta tus emociones
- Identifica los riesgos
- Cambia de perspectiva
- Ten cuidado con la presión social
- Reduce tus opciones
- Reconoce tus limitaciones
- Ponte en otros zapatos
U otro listado (este por ejemplo):
- Dale un tiempo a tu mente para que se aclare.
- Reconoce tus ideas y sentimientos respecto a la situación en la que te encuentras.
- Toma en cuenta que no existe una única opción “correcta”.
- Considera la gama de opciones a tu alcance.
- Analiza pros y contras, así como el peso emocional que tiene para ti.
- Visualízate en cada posible solución.
- Ponte una fecha límite objetivamente para tomar la decisión.
- Practica pequeñas meditaciones a lo largo del día.
Y, bueno, así podríamos llenar mil millones de bits y todos, más o menos, acabarían mostrándonos ideas parecidas. ¡Oh espíritu de Mark, yo te convoco! ¡Enséñame cuál es el camino que debo tomar para entender este galimatías!
¡Mark Twain al rescate!
¿Estoy siendo engañado en esto de cómo tomar una decisión?
Mirando y leyendo las propuestas anteriores (en un acto de pura sinceridad te confieso que ha sido una lectura completamente diagonalizada y superficial), veo puntos muy interesantes. Sin embargo, a su vez te diré que veo dos problemas de base que son los que nos llevan a la auto tortura (aquí me vienen Shakira y Alejandro Sanz a visitar jajaja). E, incluso, podríamos reducirlo solo a un único problema raíz.
Pero déjame explicarte los dos y así vamos adentrándonos poquito a poquito.
El primer error de base está en el propio titular de los listados: “xxx para tomar BUENAS decisiones”. Esta clasificación de una decisión (buena/mala, fácil/difícil, correcta/incorrecta, importante/no importante, etc.) ya nos debería poner en alerta. Al menos un poquito, ¿no crees?
Y lo divertido está que cuando lees un poco más en los artículos te intentan “calmar” con frases tan magnánimas (modo irónico ON) como:
No existe decisión “correcta” o “incorrecta”, existen decisiones adecuadas a tus valores, objetivos de vida, el contexto y las circunstancias en las que estás.
¿En qué quedamos? Si las decisiones son o no adecuadas a mis valores, objetivos de vida y demás.. Entonces sí que hay decisiones correctas e incorrectas: las que me acerquen a mis valores y mis objetivos de vida serán las correctas, ¿si o no? No, en serio… ¿Qué me narras? Y, por cierto, ¿objetivos de VIDA?
En fin… O el ya clásico:
No tomar decisiones es, en sí misma, una forma de decisión.
¡Ah! ¡Vale! ¡Gracias! Ya me quedo mucho más tranquilo… Porque ya lo estaba pasando mal pensando que solo tenía que tomar una decisión entre dos caminos pero resulta que hay un tercer camino (quedarme donde estoy) que resulta que también es tomar una decisión y… Que sí, que vale. Que sé desde dónde se dice esta frase, pero es que… ¡¡Aaaaarrrrrrggggg!! ¡Sácame de aquí!
Llegados a este punto vuelvo a invocar al bueno de Mark para empezar una batería de preguntas: ¿De dónde viene esta catalogación de las decisiones? ¿Cómo tomar una decisión si veo que unas me pueden beneficiar y otras dañar? ¡Claro que nos paralizamos ante esta manera de abordar la situación!
EL error de base de toda esta movida
Bueno, no sé si ves por donde estoy sacando la carta del joker para jugarla ahora y “ganar” la partida… Por si acaso te voy a dedicar unas líneas para desarrollar la idea. EL error de base en toda esta historia sobre cómo tomar una decisión y demás encrucijadas está en pensar que soy yo (o tú, o quien sea) el que toma la decisión.
– ¡Ea! De nada por resolverte la vida, son 10.000.
– No, en serio Javi… No entiendo qué me estás diciendo… ¿Te puedes explicar mejor?
– Venga, va… ¡Vamos a por ello!
A estas alturas de leerme ya sabrás que a nivel de sociedad se nos ha inculcado que debemos adorar nuestra personalidad. ¡Es muy importante tener bien desarrollada tu autoimagen! ¡Fortalece tu autoestima! Bla, bla, bla.
El caso es que, la hayas desarrollado como la hayas desarrollado, tu personalidad siempre te va a encarcelar en algo más pequeño de lo que realmente eres. Repito. SIEMPRE TE VA A ENCARCELAR en algo más pequeño de lo que realmente eres. ¿Por qué? Pues porque para desarrollar una personalidad hay que poner un límite y, a causa de éste, siempre va a haber un lado que no vas a poder desarrollar en libertad y plenitud.
Vayamos a un ejemplo físico. Imagina que eres un terreno inmenso con un potencial infinito. En el momento que pongas una piedra, un ladrillo, un algo en ese terreno eso ya va a determinar algo concreto. Y esa concreción ya te aleja de la libertad.
Entonces, y volviendo al error de base, con esa personalidad activada aparecen un montón de ideas que encajan o no encajan con ella. Volviendo al ejemplo: puesto el ladrillo, pues alrededor de él solo puedo encajar unas figuras concretas. La cosa se agrava cuando, además, quiero lograr construir una casa concreta. Entonces, ya no solo me limito por mi personalidad, sino que me veo limitado por querer construir un sueño concreto.
Y, claro, bajo esta coyuntura: entonces sí, existen decisiones duales (correctas/incorrectas, buenas/malas, sencillas/complejas…). Ahora, por suerte, podemos entender que el error está en nuestra personalidad. En darle crédito a ella.
Entonces, ¿cómo tomar una decisión verdaderamente?
Llegados a este punto quizás hayas comprendido toda la movida, pero la pregunta que ha originado este post (cómo tomar una decisión) sigue pululando por ahí. Y sigue pululando por ahí porque desapegarse de la idea que nos ha causado este error necesita un trabajo. Un trabajo que precisa: comprensión, aceptación y confianza.
Hoy me voy a centrar más en la comprensión. Y es que lo primero que necesitamos es entender que no importa cómo tomar una decisión, ni qué decisión tome… Haga lo que haga, la vida se impondrá. Te refresco el capítulo: no eres tú quien decide, es la vida que se impone.
Imagínate por un momento que aplicas todos y cada uno de los consejos anteriores. Sí, sí, esas listas que te he puesto arriba (y otras muchas que no te he compartido). Tardas, yo que sé, 2 meses en tomar una decisión porque (por lo que sea) esta vez es muy importante tomarla. Ahora, más o menos con convicción, ya has tomado tu camino.
Es un camino alineado con tus valores, tus objetivos, tu personalidad, tu momento de vida, etc. Sales y… ¡patapam! La vida te regala una enfermedad, una rotura de pierna, una empresa en quiebra, una pareja que te pone los cuernos, un covid, un lo que sea…
Ya la tenemos liada parda…
Entonces, ¿qué propones Javi para tomar una decisión?
Pues dejar de preocuparte tanto en lo mental (o por lo tanto en hipótesis de ciencia ficción) e ir a ocuparte de la realidad. ¿Cómo? Tomando la única decisión que puedo tomar verdaderamente: entregarme a fondo, honrar mis sensaciones internas, aceptando lo que sucede y volviéndome indomable e impasible.
Entregándome a fondo
Quiere decir no guardarse nada en la reserva por si luego sucede un “no sé qué” que “qué sé yo”. Lo que venga luego ya lo abordaré luego. Ahora vamos a muerte con lo que hay. Como los niños: si corro, corro hasta fundirme. Si grito, grito con toda mi fuerza. Si río, contagio a todo el mundo a mi alrededor. Si quiero a alguien, me entrego absolutamente.
Honrando mis sensaciones internas
Esto requiere un trabajo intenso en recuperar mi sensibilidad interior. Confieso que es lo que me está costando más llevar. Nunca me he sentido especialmente habilidoso en identificar mis sensaciones y mucho menos discerniendo si son auténticas o fruto de mi personalidad. En ello ando ahora, reaprendiendo 🙂
Aceptando lo que sucede
Habiendo entendido todo lo expuesto en este capítulo no creo que haya mucho que añadir. Cuando hay algo que sucede que me molesta o no es lo que yo esperaba, pues reconocer que el problema no está en el suceso en sí sino en lo que yo esperaba de él. Aprovechar el acontecimiento para desmontar un poquito más el modelo que compré y que me lleva recurrentemente a la indecisión.
Volviéndome indomable
Esto quiere decir que no cedo ni un milímetro en expresar mi autenticidad. Yo creo que se resume en la frase que puse en mi instagram: “No negocies tu autenticidad a cambio de una mirada de aprobación”. Por nadie. NADIE es NADIE.
Volviendome impasible
Imperturbable. No significa ser indiferente o pasota (aunque la RAE sugiera lo contrario). Ser impasible quiere decir que no me dejo llevar por las emociones que se me despiertan ante un suceso. Sino que veo una emoción como un indicativo que me avisa de un pensamiento condicionado al que le puedo echar un vistazo sin engancharme a él.
Así que ya sabes, si quieres aprender cómo tomar una decisión…
A deshacer tu personalidad. Y si no sabes muy bien cómo hacerlo, échale un vistazo a esto de la Improsofía o escríbeme directamente.
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
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