Una vida gastada cometiendo errores no es solo más honrada, sino más útil que una vida malgastada sin hacer nada
George Bernard Shaw
Introducción
Muy buenos días exploradores y bienvenidos un día más, un domingo más a un nuevo capítulo de Proyecto Ikigai. El podcast con el que pretendo inspirarte para que encuentres aquello por lo que vale la pena vivir. ¿Cómo lo haremos? Pues acercándote reflexiones. Proponiéndote ejercicios. Y entrevistando a personas para que poco a poco puedas avanzar en el camino hacia tu Ikigai. En definitiva, hablando sobre este concepto japonés que tanto promete.
Soy Javi Vidal, tu guía en este viaje explorador y ya sin más dilación: ¡empezamos!
Un apunte del capítulo anterior
Bueno, bueno, bueno. ¿Cómo está yendo eso de ser explorador o exploradora? ¿Ya estás trabajando con las cualidades que te pensabas que no eran tuyas? ¿Cómo vas con eso? Antes de seguir, me gustaría aclarar una cosilla del capítulo anterior. Lo que estamos haciendo aquí no es obligarte a ser otra persona. No tendría sentido que encuentres tu Ikigai y luego te des cuenta que no tiene nada que ver contigo. No. La intención del ejercicio de la semana pasada es básicamente llevarte a nuevos enfoques y nuevas maneras de visualizar y enfrentar las situaciones de la vida. Diferentes a lo que sueles hacer.
Aclarado esto, empezamos este nuevo capítulo. Como bien os avancé, hoy hablamos del error. ¿Por qué? Bueno, todo empezó cuando me estaba dedicando a rellenar la página de «Sobre mi» de esta web y se me ocurrió que sería interesante aprovechar para trasladar mis aprendizajes de vida a los que lleguéis aquí.
Paralelamente me pareció romántico hacerlo en formato podcast ahora que por estas fechas empieza la selectividad quizás más rara de los últimos años. Como un pequeño guiño a todo el sufrimiento que se vive pre, durante y post selectividad. Ya que de momento no soy famoso y no puedo llegar a miles de millones de chavales de todo el mundo, pues aquí lo dejo para cuando me encuentren. 😛
¿Qué es el error?
Empecemos por el principio: ¿Qué es el error? Aix, ojalá esto fuera ahora un programa interactivo en el que pudiéramos debatir y ver diferentes puntos de vista. Mientras no llega este día, voy a tirar de algo tan clásico como la RAE. Y la verdad es que la definición que nos acercan es, a mi parecer, bastante vaga. Me quedo con la última acepción: “Diferencia entre el valor medido o calculado y el real”.
Bah! Y aun así me sirve a medias. Pero bueno, seguimos adelante. Lo interesante de esta definición es que ya aparecen dos aspectos importantes. Hay un valor calculado y un valor real. Y cuando estos dos valores no son iguales aparece el error.
¿Qué produce el error?
¡Ahá!, amigo explorador, ahora empieza la filosofada de la semana. ¿Qué hace exactamente que un error sea considerado error? ¿El valor calculado o el valor real? ¿Te lo has parado a pensar alguna vez? Porque muchos de nosotros vivimos muy mal esto de errar y nos torturamos cada vez que nos equivocamos. De hecho, te confieso que le tengo pánico a equivocarme: después de tantos años de destacar en el ámbito estudiantil, me volví un yonki del 10 (por eso los capítulos del podcast se emiten a las 10:10h, como un pequeño guiño). Y cara de la misma moneda: no tolero equivocarme. Me acaloro y me pongo nervioso.
En el mundo educativo, por lo general, nos enseñan durante muchos años que solo existen unas pocas respuestas correctas. Incluso en muchos de los casos te enseñan que solo hay unas maneras concretas de llegar a esos resultados. Recuerdo muy bien que yo en física tenía la habilidad de resolver fácilmente los problemas de planos inclinados pero los que lo hacían a su manera nunca acababan de obtener la nota máxima.
Así, durante muchos años de nuestras vidas, se nos va estimulando a favor de darle más valor a lo que es el valor real. De hecho lo de la coletilla “real” le va que ni pintado puesto que hay momentos que idolatramos estos valores como si fueran reyes del país de la educación. Y los estudiantes más anárquicos los rechazan y acaban sacando malas notas. Jajajaja. Menuda analogía me acabo de sacar de la manga. xD
Pero no me malinterpretes, no tengo nada en contra del valor real. Lo que sucede es que paralelamente a idolatrar al valor real, hay una enseñanza escondida y que a la larga nos genera mucho sufrimiento. Y es que si damos por bueno el valor real, automáticamente estamos dando por malo el valor calculado. Lo peligroso aquí está en que el valor calculado sale directamente de nuestra experimentación. Y no lo damos por válido frente a un valor que alguien nos ha dicho (e impuesto) que es el real o el correcto.
Ah! Exploradores. Ahí está otra vez el sufrimiento garantizado. Fíjate cómo funciona la cosa. Se nos plantea una cuestión X. Nosotros la razonamos a nuestra manera y empezamos a experimentar de manera valiente y atrevida para llegar a una respuesta. Y tras toda esta actitud exploradora, llega un momento en que alguien nos valida o nos rechaza el resultado. Y, por lo tanto, nos valida o rechaza nuestra entrega y experimentación. Y este es uno de los miles de ejemplos que podríamos poner.
¿Cómo vivimos hoy el error?
Tras muchos años de estar encorsetados por el mismo patrón, ¿qué sucede a la larga? Pues básicamente que sin darnos cuenta compramos este modelo de acierto-error y lo trasladamos a todas las acciones de nuestra vida. Por ejemplo, conseguimos entrar en un nuevo puesto de trabajo (yo que sé, imagínate que has entrado como residente en un hospital) y durante un tiempo empiezas a absorber las respuestas correctas. Que si como funciona esta máquina. Que si a qué hora se come. Qué personas son más valoradas y aceptadas dentro del grupo y cuáles no tanto. Y un largo etc.
Entonces, van pasando los años y de alguna manera o acabas replicando el mismo modelo o no. Pero lo que es seguro es que muchos con el paso del tiempo pierden esa mirada creativa, proactiva y propositiva. Si es que no la perdieron ya a lo largo de sus años escolares. Es decir, hacemos nuestras las respuestas del entorno y ponemos en duda nuestra experiencia. Osea, básicamente, la gran mayoría nos vivimos castrados porque no nos damos cuenta que le estamos dando más crédito a unas respuestas ajenas a nosotros que a nuestras propias sensaciones.
De hecho, si te pasa como a mí, es posible que no te des cuenta que tienes sensaciones propias. Y recuperar estas sensaciones ya te digo que es complicado y un trabajazo enorme. Yo llevo como 4 o 5 años en ello y aún no acabo de pillarle el truquillo en según qué situaciones. Cabeza de ingeniero xD.
¿Qué puedo hacer para no vivir mal el error?
Esta es, seguramente, la pregunta del millón. Muchos te dirán (y me incluyo) que el error no existe, que es aprendizaje. ¿Cómo era esa frase? ¡Ah, sí! A veces se gana y otras se aprende. Ojo peligro con amar esta frase.
Porque el quid de la cuestión no es aprender solo cuando no se gana. No. Sino que todo es aprendizaje. Fíjate que el error solo existe cuando damos por hecho que hay un resultado esperado al que damos validez antes que a nuestra propia experiencia. Y esto lo hacemos en todo.
Ante esta paranoia, lo único que podemos hacer es darnos cuenta que hemos comprado estos modelos y estos resultados esperados. Desgranar profundamente esta compra que hemos hecho. Y frente a esto, acogerlo tal cual es. Como en la naturaleza donde todo es perfecto tal cual. Y como me recordaba un compañero: darte cuenta que tú eres naturaleza. Igual que yo. Igual que todos. Lo que significa que eres perfecto tal y como eres.
Un pequeño homenaje
Ahora me gustaría hacer un pequeño homenaje a mis 6 errores más grandes y que he ido acogiendo poco a poco a lo largo de estos últimos años. Creo que pueden aportar mucho valor a los jóvenes que estos días están de Selectividad ofreciendo respuestas esperadas a las preguntas de siempre. ¡Venga, voy para allá! El detalle de cada error lo puedes encontrar aquí.
- Error 1: desvivirme por los resultados y perder la curiosidad por el camino
- Error 2: elegir carrera tomando un camino por miedo al qué dirán
- Error 3: no parar y mantenerme en la rueda. Empiezan los tumbos y en vez de darme cuenta de ello y parar para conectar conmigo, conecto con la creencia “hay que sufrir para obtener resultados” o lo que vendría a ser lo mismo “la vida hay que ganársela”
- Error 4: engañarme a mí mismo tapando mi malestar con lo típico: carrera, coche, viviendo en pareja y un trabajo divertido
- Error 5: alargar la agonía de mi vacío
- Error 6: no confiar en mí y en el potencial que existe en cada uno de nosotros
Estos son algunas de mis historias de vida que me han permitido llegar donde estoy ahora. Como ves, mi capacidad de reacción no ha sido muy rápida en mi vida, por lo que ha sido un camino sufrido, pero ahora lo veo como algo bonito.
Pero, ¿por qué te cuento todo esto? Pues básicamente porque si te sientes desorientado en tu vida o te has sentido identificado con alguna de estas historias, te recomiendo que pares. Y desde el parar te dediques a lo más importante en la vida: conectar contigo mismo. Porque no nos lo han enseñado en ningún lugar, pero en este mundo acelerado saber parar es el nuevo oro.
Y si por lo que sea no sabes cómo salir de donde estás, ves los días grises o te sientes desbordado, que sepas que te puedo ayudar a reescribir los próximos capítulos de tu vida para que sean a todo color. Estoy pensando en abrir un curso online para llevarte a explorar tu Ikigai y que poco a poco vayas cogiendo confianza para que orientes tu vida hacia el lugar que le corresponde.
Si estás interesado o interesada, escríbeme.
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Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
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