Lo que no es vivir bien la vida
Hoy amanecí lo que yo llamo “del revés” y no es una expresión que use para referirme a la gran película de Pixar, no. Es mi manera de resumir un conjunto de sensaciones que me alejan del disfrute de la vida: dolor de cabeza, un dolor permanente en la espalda y en el cuello, estómago revuelto, sueño, cansancio, con un aroma de apatía y aderezado con pensamientos pesados del tipo: “qué estás haciendo con tu vida”, “así no vas a llegar a ningún lugar”, “menudo cantamañanas y vende humos”, «no eres capaz de llegar a final de mes» y un largo etc.
Como bien digo siempre a la gente que mentorizo o a cualquiera con la que interactúo gracias a Proyecto Ikigai, que iniciemos un camino de liberación de nuestra autenticidad no significa que siempre todo vaya a favor. Ni que las vivencias anteriores cambien radicalmente. Es un entrenamiento de ir despegándonos de nuestra identificación a todo esto.
Por ejemplo, entre tú y yo, hoy me apetece mucho quedarme en la cama todo el día sin hacer nada. No recuerdo la última vez que hice algo así y, además, el día acompaña a que me deje llevar por esta apetencia (a todo lo descrito al principio se le suma que hoy ha vuelto el frío y la lluvia). Sin embargo aquí estoy, arropado bajo una manta para no gastar en calefacción y redactando estas líneas.
Y, ¿por qué hago esto? Porque en la meditación de hoy veía y sentía mi pesadez y me ha surgido la pregunta: “¿cómo vivir bien la vida?”. Y he visto claro que hay algo que me puede ayudar a “superar” este tipo de días. Y lo quiero compartir con quien llegue a este blog.
La vida es un latir
Yo creo que si hemos interactuado de alguna manera entre tú y yo, sabrás que esta frase me tiene fascinado: la vida es un latir. Para mí ejemplifica que siempre hay dos movimientos con el que plantearnos cualquier cosa. Cada vez veo que es más así para todo o, al menos, me lo planteo para ver si coincide esta mirada con el suceso y me permita extraer alguna clave.
Hoy, creo, puedo extraer algo de este punto. ¡Voy a por ello!
Paso 1 para vivir bien la vida: Reconocer la vida
En el primer “bum” del latido podemos ir de fuera a dentro. Para ello la invitación es observar lo que sucede a nuestro alrededor (incluyendo las sensaciones internas si quieres) y hacernos la siguiente pregunta: “¿esto es natural de la vida?”.
Esto que he escrito en una frase de 29 palabras es ya todo un trabajazo. ¿Por qué? Pues porque con el paso de los años nos volvemos muy insensibles tanto de nuestras sensaciones como de leer adecuadamente los sucesos. Esto es algo que explico y trabajamos más en profundidad en el programa “Encuentra tu vocación”. Pero el caso es que no es tan sencillo de hacer.
Hay ejercicios o actividades que ayudan: meditar, contemplar, ir a la naturaleza, espacios de silencio, relajaciones, etc. Puedes practicar y encontrar el/los tuyos.
1a: No, no es natural
Si la respuesta a la pregunta anterior es negativa, es decir si lo que está aconteciendo a tu alrededor no lo reconoces natural de la vida necesitamos activar un paso intermedio extra. Se trata de un momento de limpieza por así decirlo.
Usemos el ejemplo de hoy. Mi sensación de estar apagado y apartado de la vida no es algo natural porque los seres vivos no se conectan a estas sensaciones. Pero es verdad que está sucediendo: yo me siento así. Por lo tanto, no puedo negar lo que está aconteciendo en mí pero tampoco puedo darle una credibilidad que no le corresponde.
Entonces, Javi, ¿no estás en una encrucijada? ¿En un punto muerto?
Lo parece, ¿verdad? Y realmente así lo vivía yo antes. Esto sucedía (porque como decía al inicio, esto es algo que va sucediendo al menos en mi vida de manera recurrente) y yo lo vivía como si fuera mi realidad.
Peeeeero…
(Venga, confiesa que estabas deseando este pero que negara lo anterior y alimentara tu esperanza de salir de la encrucijada 😋).
Pero tenemos una vía de escape: aceptar y comprender. Con la aceptación uno valida sus sensaciones (normalmente malestares), por lo tanto no entra en conflicto con ellas y eso redunda en que no entras en una batalla interna. Oye, chico, esto es lo que hay: siéntelo, reconócelo, está ahí y es tuyo.
Y el comprender nos permite tirar de un hilo que parece inexistente o invisible. Hacer de detectives para encontrar la raíz que crea todas estas sensaciones. No estoy buscando un asesino y tampoco a un ladrón. Solo estoy buscando al gran mentiroso que me ha vendido la moto de que esto forma parte de la vida. No señor embustero, ¿no ve que está tratando de engañarme?
Y así vamos haciendo para ir limpiando todo este entuerto. A ver, que todo esto tiene su proceso y que te explico en el bloque 4 de “Encuentra tu vocación” pero vamos las bases son estas.
Paso 2 para vivir bien la vida: Atreverse a vivirla
Y con la limpieza hecha (o al menos con el proceso en marcha) necesitamos entrar en acción. Pero es una acción que tiene una serie de pasos concretos. Son pasos que te expliqué hace tiempo ya en el post “El efecto actitud”, pero voy a traértelos aquí por si acaso 😋.
Atreverse a vivir bien la vida es toda una declaración de intenciones y, para mí, harías bien en convertirla en tu motor. Si te has fijado estoy usando la palabra “atreverse”. Esta palabra no está elegida de manera casual. No sé a ti, pero a mí el atrevimiento suele connotar un punto de esfuerzo, de valentía, de fe y de confianza. Casi nada, ¿verdad?
Vayamos por partes (como dijo Jack el Destripador xD):
2a: el esfuerzo
Sabes que no soy muy fan de luchar. Y aunque he hablado largo y tendido sobre el esfuerzo, habría que matizar un poco más (ahora que lo entiendo más). El tema se presenta de tres maneras distintas:
- Vemos que hay algo que no forma parte de la vida y estoy “enganchado” a ello
- Hay algo que forma parte de la vida pero me confronta
- Hay algo que forma parte de la vida y no me confronta
En el primer punto, como avanzaba antes, necesitamos activar la limpieza y luego necesitamos hacer un pequeño esfuerzo con el ánimo de romper ese enganche. Por ejemplo, lo que te explicaba que me ha sucedido hoy: me he esforzado para meditar y para empezar a redactar estas líneas. Una vez puesto en marcha normalmente conectas desde otro lugar muy distinto.
En el segundo punto la limpieza habría que hacerlo con la parte confrontativa y el esfuerzo para iniciar la acción que me permita vivir la vida plenamente. Por ejemplo, estoy en un partido de vóley playa, el sol aprieta, me flaquean las piernas y me digo a mí mismo que no puedo más. Pero sé que sí puedo que el cansancio que vivo es mental y me esfuerzo para romper ese ruido y centrarme en lo que hay: una actividad gozosa.
Y en el último punto no hay esfuerzo ni hay nada. Así que disfrútalo :P.
2b: la valentía
La valentía en este caso está centrada no en hacer cosas arriesgadas, sino en atreverse a ser uno mismo. En reconocer tu verdad (discernirla de lo que es ruido mental) y honrarla. Y para honrarla solo hay una vía: expresarla auténticamente.
2c: fe y confianza
Para mí son palabras bastante sinónimas. La primera, la fe, la dirigiría más hacia un “ente” externo encargado de que todo funcione. Hay quien le llama vida, universo, Dios… A mí me da igual, la verdad. Pero es innegable que hay algo orquestando el funcionamiento de las cosas complejas y a la vez sencillas.
Y la confianza la dirigiría más hacia uno mismo. El saber que cuando necesites algo vas a disponer de todos los recursos para expresar tu autenticidad al máximo.
2d: entrega en el presente
Y para redondear todo lo anterior, cierro con el último ingrediente clave para atreverse a vivir bien la vida: sacralizar el instante. Y esto se hace disponiendo una entrega absoluta a lo que está aconteciendo. Miles de veces hemos escuchado o leído “lo único que existe es el presente” y siempre caemos y nos evadimos de él.
Pero con entrenamiento verás que poner todo esto en marcha es cada vez más sencillo y que empezarás a trascender el malestar generalizado. Y eso te acerca a vivir bien la vida.
¿Cómo estoy ahora?
Fíjate tú que he aplicado lo de “la vida es un latir”. Primero he estado un rato con mis sensaciones, meditando (o un intento de) y he visto que había mucho peso que no era propio de la vida. He hecho una pseudo limpieza (ahora seguiré haciéndola). Y he accionado a través de este escrito.
No te engañaré, la espalda y el cuello siguen haciendo estragos. Pero el dolor de cabeza está menguando, la pereza ha desaparecido y poco a poco la apatía también. Hace una hora y poco que empecé a escribir todo esto y la vida continúa.
Es mi responsabilidad expresarme auténticamente para vivirla plenamente.
Gracias por acompañarme en esta investigación de mí mismo. J
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