– Yo no sé lo que me pasa, la verdad, pero siempre he tenido muy baja autoestima – confesó Bea. Y allí estaba yo, frente a ella, observando cómo la frustración que había originado toda esta conversación se iba transformando poco a poco en una rabia que yo conocía bien. La rabia que le nace a uno de volver a toparse con el mismo fucking punto de siempre. Ese punto que nos mantiene atrapados.
– ¿te has preguntado alguna vez qué es la autoestima? – me aventuré a responder en esa ocasión. Algo dentro de mí me dijo que ahí estaba el quid de la cuestión de nuestro sufrimiento.
Si quieres jugar a todo, qué mejor que ser algo que no me ate a nada
Qué es la autoestima
Si tuviera que definir qué es la autoestima partiría de la propia composición de la palabra: estima (es decir amor) y auto (es decir, hacia uno mismo). No hay que ser un lince supongo, jajajaja. Por lo tanto, podríamos decir que la autoestima es todo el conjunto de percepciones que alguien percibe para consigo mismo. Y este conjunto de percepciones está conformado por el global de pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias.
De todas estas percepciones que experimentamos hacemos una valoración, y de ésta a su vez aparece una nueva sensación (una especie de resultado emocional) que nos hace categorizar si tengo baja o alta autoestima.
Si todo esto te está resultando complejo o denso de entender es, porque en definitiva, es así. Y cuando algo es denso y complejo, a mi parecer, merece la pena que nos paremos un momento a verificar que no sea una invención o algo que estemos observando desde un lugar erróneo.
¡Vayamos a por ello!
El autoconcepto: el gran malvado de nuestra era
Si te fijas, de todo el rollo que te he metido antes, hay una palabra clave que es la que nos va a permitir tirar un poco del hilo. La palabra en cuestión es: valoración. Una valoración es, al menos en este caso, una evaluación que yo hago de algo. Con las cartas que tenemos ahora encima de la mesa, estaríamos hablando de ¿qué exactamente?
¡Ajá!
¡Ah! ¡No! ¡Espera…! No lo estoy pillando Javi.
Jajajaja, no problemo, vamos poco a poco porque sino esto se nos va a ir de las manos. El caso es que yo, como ser humano, tengo un conjunto de percepciones. De repente me viene un pensamiento. En otro momento una sensación o un sentimiento. Y voy viviendo ciertas experiencias. Todo esto va sucediendo sin más. Yo no controlo todo esto. Repito: va sucediendo sin más.
El tema está en que de repente yo cojo todos estos pensamientos, sensaciones, sentimientos y experiencias y los enfrento a algo. Los comparo con algo. Concretamente, los comparo con mi autoimagen o autoconcepto. Y entra en escena el personaje que nos tiene a todos atrapados malviviendo por nuestra existencia.
La autoimagen o autoconcepto es, como indica la propia palabra, la idea que yo tengo de mí mismo. Quien creo ser. Mi personalidad. Y esta es la cárcel que, como a Bea, te mantiene atrapado una y otra vez.
Pero antes de entrar en este punto, déjame que te lea un trozo de la explicación que sale en Wikipedia. Según ésta, Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados.
Desde entonces parece que el concepto de autoestima se aborda en esta escuela como un derecho inalienable de toda persona. Incluso tienen un axioma para ello que dice: “Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse y que se le estime”.
Pues muy bien, eres digno o digna del respeto de los demás y de respetarte a ti. ¿Y ahora qué? Porque yo no sé tú, pero yo no me respeto todos los días a todas las horas. Muchas veces me sorprendo siendo duro conmigo mismo, o incluso metiéndome en situaciones que jamás recomendaría a mis amigos o, incluso, les tacharía de locos si lo probaran ellos.
¿Una cárcel dices?
Ahora sí: retomo ahora la idea de que nuestra personalidad es nuestra cárcel. Y es que no sé si alguna vez te has preguntado cómo se ha conformado tu personalidad. Resumiendo mucho, porque lo abordo más profundamente en mis cursos o en mis acompañamientos, tu personalidad (y la mía) se ha construido a base de un conjunto de mandatos que nos trasladaron de pequeños. A través de estos mandatos se nos ha ido moldeando nuestro comportamiento. Y, por repetición, hay comportamientos a los que estamos más acostumbrados (y que los llamamos habilidades o más orgullosamente fortalezas) y hay otros comportamientos que no los hemos puesto tanto en práctica.
El problema es que en este proceso de aprendizaje de los mandatos hay un momento en que le doy credibilidad ciega a mi comportamiento. Y esta credibilidad se solidifica en mi personalidad y me identifico con ella. Es la famosa frase de “Yo es que soy así”. O hay quien va más allá y se atreve a decir “yo soy así y se me tiene que querer así”. ¿Realmente eres así o es que tienes costumbre de actuar así? Porque no es lo mismo.
Esta identificación con mi personalidad, algo con lo que muchas escuelas y sistemas educativos va a muerte, hace que nos vivamos muy por debajo de nuestras posibilidades reales.
Qué es la baja autoestima realmente
Con todo este escenario que te estoy planteando deberíamos ser capaces de entender qué es la autoestima realmente. Y, más concretamente, qué significa tener una autoestima baja. En blanco y en botella: tener una autoestima baja básicamente quiere decir que no te gusta tu autoconcepto.
Socialmente tener una baja autoestima no está aceptado. Es más, la gente sufre un montón cuando se siente con baja autoestima. Para que te hagas una idea, en Google hay aproximadamente unas cinco mil búsquedas mensuales sobre baja autoestima y unas mil y pico sobre cómo aumentar mi autoestima.
10 hábitos básicos para aumentar tu autoestima
Si lo haces, encontrarás varios artículos que hablan sobre este concepto y sobre cómo aumentar tu autoestima. En uno de ellos hay un listado de 10 hábitos básicos que son:
- Busca y encuentra el origen de tu baja autoestima
- Hazlo, inténtalo aunque puedas fracasar
- Sustituye tus objetivos por valores
- Identifica tus fortalezas
- Convierte tus pensamientos negativos en respuestas racionales
- Sepárate de tus miedos
- Perdónate a ti mismo, practica la autocompasión
- ¡Saca pecho! Aumenta tu confianza con las posturas de poder
- Haz ejercicio
- El mundo no gira en torno a ti, piensa más en los demás
Como siempre, tengo mi relación amor-odio con este tipo de listados. Por lo general me parecen un buen punto de partida siempre y cuando te coja centrado y con serenidad. Cosa que no suele suceder porque si has buscado esto en Google es porque ves que algo te sucede y estás tratando de remediarlo.
[Repaso de cada punto en el podcast].
Cambio de enfoque radical
Llegados a este punto te voy a proponer un nuevo enfoque. Y ya te aviso: es bastante radical. Y es que, para mí, cada vez veo más claro que sentir baja autoestima es un regalo. Algo para celebrar. Quiere decir que no te gusta tu autoconcepto. Y esto, repito, es muy muy buena noticia.
Porque si me he explicado bien, a estas alturas del capítulo deberíamos haber entendido que el autoconcepto es un constructo mental. Una idea. Y lo que es la autoestima en verdad es lo mucho o poco que amo esta idea.
Claro, yo no sé tú, pero a mí enamorarme de ideas mentales como que no me parece muy natural.
- No tomes tus ideas ni tus valores muy en serio
- Rodéate de infantes
- Naturaleza
- Eleva tu energía vital y afectiva
- Juega, juega y juega
- Actitud explorador
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
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