Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos
Viktor Frankl
La pregunta del mes sobre ikigai
Nos la lanza Miguel (nombre inventado) en el grupo de exploradores en telegram y dice así:
La verdad que hay muchas cosas que quiero cambiar en mí, y eso me abruma y nunca me centro en nada, siempre voy como disperso, cambiando el foco según me de o me motive en ese momento. Y ya estoy un poco cansado de no conseguir lo que me propongo
Miguel oyente del podcast de Proyecto Ikigai
La mirada desde «El conseguir»
La mirada desde el conseguir centra la atención en la escasez y en buscar el porqué no estoy logrando lo que quiero. Desde ahí muchos hablarían que no estás conectado con tu propósito y encontraríamos algún motivo (a veces más y a veces menos) por los cuales no está funcionando este tema.
La mirada desde el «propongo»
Aquí, para mí, empieza lo interesante: el origen de proponerme un cambio. Normalmente nos proponemos estas transformaciones porque lo que vemos no es lo que anhelamos. Hay una idea muy fuerte en el ideal a alcanzar. Este ideal emerge como una zanahoria gigante a la que perseguir.
El peligro de esta manera de funcionar (muy propia y característica de esta sociedad) es que muchas veces pensamos que el premio gordo está en alcanzar la zanahoria. Y ahí nos perdemos. O bien porque no llegamos nunca a alcanzarla. O bien porque cuando la tomamos vemos que no sabe como debería saber.
- Aceptación.
- Resignación.
- Tensión.
¿Cómo salir de este bucle?
No proponiéndote nada. Deshaciendo tu personalidad. Hay varias maneras de abordar este tema, aquí en Proyecto Ikigai lo hacemos a través de la Improsofía.
¿Más preguntas?
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
Mónica Fraile Cuesta dice
He encontrado estos Potcast por un Meet up que he visto. He escuchado el podcast 92. Estoy cansado de no lograr todo lo que propongo. Y es título que vi más importante por el que empezar. Pero estuve escuchando y no tiene nada que ver con lo que yo estaba escuchando y el consejo que das como que no. Estar cansado de no lograr todo lo que me propongo, ni tiene porque ser ni bajar kilos, ni dejar de fumar. Así que el consejo que das es que va superencontra. Ya que como ese asunto lo has tomado por unos derroteros que no tenían nada que ver conmigo, ya lo que decías, pues no sé… Por ejemplo, para mí conseguir lo que me peopongo, ahora mismo es dormirme como máximo a las 12 de la noche. A que si tengo cita con el médico, un dia a las 4, no se me haga tan tarde que cuando voy a salir, llegaría a las 5. Me pongo las cosas a hacer en wl calendario con recordatorios y el tiempo no me da. Eso del médico, lo pasamos a otro día y pasó lo mismo. No me propongo nada? Pues vale, mejor ni me lo pongo en el calendario, que ya sé que no me voy a acordar, ni me propongo poder salir a tiempo???? De verdad no entiendo nada. Hace años, por traumas, ni siquiera he limpiado debajo de mi cama. No me propongo nada. Que sea una niña. Que me importe una mierda? Pues que me sigan picando laa arañas y todoa los bichos por a ver, qué mas da. No? Porque vaya boquetes que tengo en la pierna y picadas de varios agujeritos, peopios de arañas. Compre hace muchos meses un a aspiradora, especial maa cota. No he abierto todavía la caja. Que me de igual?
javi dice
¡Muchas gracias Mónica!
Entiendo lo que me planteas (creo) porque es verdad que da la sensación de «dejemos de proponernos nada», pero mi intención (si es que hay alguna) es aportar una nueva mirada. Lo que intento es reflexionar sobre el origen de querer «lograr cosas», aunque también es cierto que hablar sobre esto suele ser retador (al menos para mí, pero no desfallezco :P).
En esta sociedad se nos está trasladando mucho la idea de que tenemos que ser y actuar de una manera concreta: ser puntuales, quedar con los amigos, cuidar a la pareja, tener un buen trabajo que me dé un buen dinero, ser resilientes, hacer ejercicio, meditar, ordenar el espacio, cocinar y comer saludable, etc, etc, etc. Todas estas propuestas están muy bien: al final todas apuntan a querer vivir mejor nuestra vida. Lo que cuestiono aquí es: ¿desde dónde adoptamos cada una de estas ideas? ¿Hay alguna pretensión personal que quiera demostrar algo a alguien? ¿Nos tratamos amablemente mientras vamos recorriendo este camino o somos duros con nosotros y nos castigamos cuando no logramos lo que nos proponemos?
En mi experiencia, lo que me ha sucedido (y aún hoy me sucede bastante), es que me trato mal cuando no logro lo que quiero. Entro en colapso. A veces me enfado. Otras me entristezco. Esta manera de reaccionar (enfado, tristeza, frustración, etc.) me da mucha información sobre lo que es verdaderamente importante: averiguar desde dónde estoy haciendo lo que hago. Pista: cuando hay algo que vivo sin paz es que se ha colado el ego.
La propuesta de «volver a ser niños» no es más que mi manera de decir: esto solo se resuelve disolviendo el ego. Es el ego el que pretende. El que nos quiere mejores. El que nos quiere diferentes. Curiosamente cuando nos dejamos en paz, las cosas se van resolviendo pero desde un lugar muchísimo más amable. Ahí realmente hay un cambio profundo, duradero y respetuoso con el momento de vida que está uno. Y ahí no es que las cosas te den igual, es que te desvinculas del resultado. Tú apuntas a algo (que es lo que quieres) y das lo mejor de ti para lograrlo (hasta donde llegues en el momento) y luego ya el resultado no depende de uno.
No sé si me estoy explicando…
Un abrazo fuerte!