Aporta o aparta
Dicho popular
El capítulo de hoy: aporta o aparta
El capítulo de hoy te confieso que es uno de esos capítulos que le tenía muchas ganas de hacer. Sobre todo porque nace a raíz de una conversación con un buen amigo. Él tiene muy metida esta idea en la cabeza de “aporta o aparta” en relación con las personas que se cruzan en su vida. Hoy me gustaría acercarte un poco mis propias reflexiones sobre esta frase y el papel que juegan las relaciones en nuestro camino hacia Ikigai. Hacia el camino de aquello por lo que vale la pena vivir.
Soy Javi Vidal, tu guía en este viaje explorador y ya sin más dilación empezamos.
Qué papel juegan las relaciones en nuestro camino hacia Ikigai
Primero de todo me preguntó: ¿qué papel juegan las relaciones en nuestro camino hacia Ikigai? Bajo mi punto, todo depende de según cómo miremos el concepto Ikigai: por los 4 círculos o por aquello que vale la pena vivir.
Según esta mirada, las relaciones juegan un papel determinante en tanto en cuanto pues yo logre esa meta. La de “alcanzar Ikigai”. Pero ya sabes que bajo mi perspectiva eso ya y ya empieza con una base llena de barro. ¿Por qué? Bueno porque como llevo diciendo desde hace tiempo, para mí o la experiencia que he vivido es todo lo contrario: no existe tal lugar al que llegar. Es decir, la vida va de vivirla a tope. Vivirla en sus momentos álgidos y en sus momentos bajos.
Forma parte de un error de interpretación o de educación (llámale como quieras) el hecho de ponernos una meta a la que llegar, un objetivo o lo que sea al que prometerme que cuando lo logre mi vida tendrá sentido. Esto es algo que desarrollo mucho más en títulos del podcast anteriores, entre ellos quizá el más reciente es el de Soul o uno de los más iniciales: “no eres tú quien decide sino la vida que se impone”.
Pero volvamos al tema de hoy: qué papel juegan las relaciones en mi vida. Tal como está orquestado todo el tema educativo y la sociedad, las relaciones juegan un papel muy importante en mi día a día. Porque las relaciones me pueden o bien limitar o bien expandir como ser humano. Y además no nos olvidemos que somos seres sociales en relación. Algo que el 2020 nos ha venido a recordar.
Por poner un ejemplo, uno puede entender que si yo me rodeo de personas que ven la vida desde una perspectiva más conectadas con el miedo, con la escasez… pues es altamente probable que yo comulgue con esas ideas. Como si fuera una radio y sintonizara con ese canal. Por el contrario, si yo me rodeo con gente muy propensa a la acción, muy propensa a la alegría y/o a la abundancia, etc. Pues igual que antes, yo seguramente sintonizaré con esos puntos.
Por tanto como podéis entender si nos limitamos un poco al concepto Ikigai, podemos ver que según con quién me junte parece que me pueda estar limitando o expandiendo en este camino de encuentra hacia Ikigai. Pero ahí no queda mi visión, claro sino qué tontería… No te hubiera aportado nada de valor (y me tendría que apartar ;), así que ahí voy.
Fase 1: No me entero de quién tengo al lado
Para mí existe una primera fase, los hay quien la llaman “estar dormido”, en la que no me doy cuenta de cómo mis relaciones me están afectando en mi día a día. Simplemente, por una “tara” del sistema, me quiero mimetizar con el ambiente porque lo que busco es encajar y formar parte de una comunidad.
Es una fase inicial en la que, sin darme cuenta, yo voy naufragando junto con un conjunto de gente que me lleva por un océano sin más. Y mi vida tenderá a vivir los sucesos tal y como lo vive la tripulación de esa pequeña barca. Yo busco ese encaje y esa aprobación porque quiero que me quieran y no quiero arriesgarme a que me rechacen.
Todos pasamos por esta primera fase. Es normal. Cuando somos pequeños buscamos sobrevivir en la jungla de nuestros primeros pasos como seres sociales.
Fase 2: el despertar del aporta o aparta
Entramos en esta fase cuando uno empieza a darse cuenta de la importancia de las relaciones en relación de sus “objetivos de vida”. Se le atribuye a Jim Rohn la frase de “Somos la media de las cinco personas con las que más nos relacionamos”.
Somos la media de las 5 personas con las que más nos relacionamos.
Jim Rohn
Claro, si esto lo llevamos al ejercicio de la rueda de la vida puedo empezar a ver cómo me afectan las personas que me rodean en cada una de las diferentes áreas. Por ejemplo, en el área del dinero puedo ver cuál es la media de las cinco personas con las que más me relaciono y verificar si son personas más propensas al gasto que a los ingresos, más propensas al despilfarro que a las inversiones, etcétera. Y yo, por mimetizarme con ellos, pues compro un poco esta manera de relacionarme con el dinero. También pasaría con la salud, con el amor, con la espiritualidad, etcétera.
Así llega un momento en el que uno se da cuenta de cómo las relaciones nos permiten ayudarnos a expandirnos o a limitarnos. Entonces aquí pueden darse dos casuísticas. La más típica y tópica es la que casa con la frase “aporta o aparta”. Es decir: me he dado cuenta de que no quiero relacionarme con la escasez y por lo tanto quiero rodearme de la abundancia. Así, de repente, te vas dando cuenta que tu pareja, tus padres, tu mejor amigo o amiga, colegas en el trabajo o quienes sean pues están muy conectados con la escasez.
Un ejemplo típico: en el trabajo encontrarse en medio de la típica conversación en la máquina de café, donde todo son quejas, problemas, críticas a otros compañeros o compañeras, etcétera. Eso es escasez. Y cuando lo ves y no quieres sintonizar con ello… Pues te chirria muchísimo y empiezas a ver que esas personas no te están aportando lo que tú quieres vivir. Así, lo que empiezas a hacer torpemente, es apartarlos poco a poco de tu vida. Aporta o aparta. Si no aportas, te aparto.
Esto es un poco lo que le sucedía a mi amigo (con el que te decía que hablaba de este tema). Además, en su caso, la cosa aún era más exagerada pues a raíz de una experiencia dolorosa (la muerte de un colega suyo en quirófano) le aumentó la sensación de urgencia de “aprovecha la vida que son dos días”.
Así, él empezó a evaluar de una manera muy rigurosa cada aspecto de su vida y todo aquello que no era lo que él quería vivir lo apartaba. Esto lo llevó también a las relaciones. Recuerdo un día hablando con él sobre una amiga en común, él no veía que esa persona le aportara ningún tipo de valor. Así que se fue alejando. Y yo en un intento de ayudarle a ir más allá le decía: te estás perdiendo un aprendizaje muy importante: el que tiene que ver con todo aquello que no comulga contigo. Llamémosle “tu sombra”.
Fase 3: todo el mundo te aporta valor, te guste o no
Aquí entramos en una tercera fase. Cuando estás en el camino de vuelta a casa, o de camino a Ikigai, o llámale como quieras, da la sensación que hay personas que te complican ese camino. Unas te quitan energía. Otras te conectan con sensaciones que no quieres vivir en tu vida. Y otras muchas historias. Pero, vamos, que acabas agotado no sabes cómo.
Lo más habitual es que todo este malestar no quieras vivirlo y rehúyas de él. Que no aceptes que la vida te está trayendo esa persona o situación para que aprendas algo que necesitas para expandirte como ser humano. Que esta persona siempre te está aportando valor. Aunque no te guste el valor que te está aportando.
El ejemplo más típico es vivir este tipo de situaciones en el trabajo a través de un compañero de o a través de un jefe autoritario (para no decir y que leas cabrón en este blog). Con estas figuras, hemos construido una sociedad en la que es muy fácil trasladar la pelota fuera y no asumir que el dolor es mío. Si puedo con ello me quedaré y batallaré, pero sino buscaré un cambio de trabajo. Pero si el dolor lo tengo yo, a la mínima que aparezca una persona con un patrón parecido, mi dolor volverá. Y volverá multiplicado porque empiezo a entender que es un problema mío y que me estará persiguiendo.
Todo esto, resumido y mal explicado, se conoce como la ley del espejo. Básicamente lo que está sucediendo es que aquella persona lo único que está señalando es que nosotros tenemos una herida interna que no tenemos sanada. Esa persona es un catalizador de esa dolencia. Pero como no lo vemos así lo fácil es juzgar al otro, juzgarnos, culpar al otro, etc. Cuando en verdad el ejercicio que tendríamos que estar haciendo es el de agradecer que precisamente a esa persona nos ha hecho relucir una herida que nos estaba matando silenciosamente por dentro.
No nos damos cuenta que todas las personas, todas las situaciones, todo lo que nos sucede en la vida es una lección que siempre nos va a aportar aprendizajes. Y si lo abordamos con frases como la de “aporta o aparta”, estamos en perdiéndonos la oportunidad aprender esa lección. De desarrollar las herramientas y nuestras cualidades para hacer frente a esa situación.
¿Y entonces qué hago?
Pero, entonces Javi, ¿siempre tengo que lidiar con ello y rodearme de personas que me hagan la vida imposible y vivir la vida de una manera insatisfecha? No. Ya sabes que no es eso lo que estoy diciendo.
Estoy diciendo es que en la medida que puedas verlo te hagas la pregunta de qué es lo que me duele. Y por qué esta situación, esta persona me está trayendo esta dolencia, está insatisfacción. Haciéndonos esta pregunta a veces tendremos una respuesta y otras no podremos soportar la situación. Ahora se trata de entrenarnos en situaciones sencillas o manejables y poco a poco ir hacia ligas de Champions.
Yo en mi experiencia del pasado hui. Pero me llevé el dolor conmigo. Y no me arrepiento ese esa manera de huir pues me permitió a poco a poco iniciarme en este camino y adquiriendo las herramientas que a día de hoy te estoy compartiendo.
Hasta la próxima
Bueno, y hasta aquí el programa de hoy. Espero sinceramente que te esté enriqueciendo todo esto que comparto por el podcast. Si es así y visualizas a alguien a quien le podría servir, ya sabes: le das a compartir y se lo mandas. Nunca se sabe la chispa que enciende un gran fuego. Y en cuanto a ti querido explorador, muchas gracias por suscribirte, por tus comentarios en iVoox, por suscribirte en Spotify y por tus valoraciones con 5 estrellas en iTunes.
Gracias de verdad por darme la oportunidad de acompañarte en este camino y por hacer todo esto sostenible. Porque sin ti, todo esto no tiene ningún sentido.
Exploradores, ¡Seguimos en la aventura de la vida!
Deja una respuesta