Si uno está mentalmente a la carrera todo el tiempo por lidiar con el presente, no le queda energía para imaginar el futuro
Elise Boulding
El largo plazo llega a mi vida
El concepto largo plazo llego a mi vida cuando era bastante jovencito. Es curioso, pero lo recuerdo muy bien. Yo estaba cursando ESO y estaba justo en una clase optativa de contabilidad con un profe muy cachondo llamado Óscar. Cierro los ojos y recuerdo exactamente cómo era la clase. Es uno de esos recuerdos que ahora veo muy nítidos y que seguramente si voy a visitar mi antiguo cole lo que yo imagino y lo que es no tienen nada que ver xDD
El caso es que ahí estábamos aprendiendo esto del lenguaje de contabilidad y el profesor nos explicó las deudas a corto plazo y las deudas a largo plazo. He de confesar que para entonces a mí todos estos términos tan marcados y burocráticos me resultaban difíciles de digerir pero bueno, aquí queda la confesión. Óscar, el profesor, nos empezó a explicar que en términos contables la diferencia entre corto y largo se establecía en 1 año de vida.
Esta pequeña anécdota que os explico es para introducir el tema de hoy. La verdad es que jamás habría podido pensar que os llegaría a hablar sobre esto. Y menos dentro de un contexto como es el camino hacia nuestro Ikigai. Vamos a hablar del poder del largo plazo.
Yo no sé si en términos de vida el corto y el largo plazo se determinan en un año o qué. Bueno, sí que lo sé. Sé que la respuesta es obviamente que no. Que no existe nada en la vida tan determinado de manera que cuando haces algo o superas una línea ya entras en otro estado. La vida es color fuego y el fuego tiene todos los matices de colores.
Perdonad que me desvío un poco. El tema es que aun no habiendo esta división corto-largo placista, me aventuro a decir que todos tenemos esta sensación bien diferenciada. Un ejemplo claro es cuando nos sentamos a ponernos objetivos. Hay quien se pone los objetivos del día, dentro de los objetivos de la semana, dentro de los del mes, dentro de los del año, dentro de los de los 5 años. A grosso modo. Pero hoy no vengo a machacaros con los objetivos, tranquilos 😛
A ver si encarrilo el capítulo de hoy porque es algo con lo que hace muy poco que estoy experimentando. Y se me están generando muchas paradojas que no sé si voy a poder poner en palabras. El caso es que existen ambas percepciones la corto placista y la de largo plazo. Pero de alguna manera como sociedad en los últimos siglos hemos alimentado un modelo centrado en el corto placismo.
Si alguien tiene dudas de eso, no hay más que mirar alrededor. Un ejemplo sería la obsolescencia programada que diseña productos de baja duración para que mañana te renueves el dispositivo. Otro ejemplo lo saco de una historia que me contaba el otro día una amiga experta en tratamiento del agua, por tener la ropa limpia hoy usamos productos que efectivamente nos huelen mejor, dejan un mejor tacto en la ropa, pero que mañana significa que tratar esas aguas va a costar el triple.
De alguna manera es como si no estuviéramos conectados con las consecuencias de nuestras decisiones diarias. De hecho hay quien afirma que el cortoplacismo puede ser la amenaza más grande para nuestra especie este siglo (noticia de la BBC). Piénsalo bien. En los próximos años nos vamos a enfrentar a los problemas más retadores e importantes de nuestra historia: la escasez de agua, el cambio climático, la híper población, el manejo de las basuras, la contaminación del aire… Fíjate que todos ellos son fruto de acciones de mirar en el corto plazo.
Y todo esto sin añadir aquellos que vendrán de manera inesperada como ha sucedido con el covid-19. Que aquí ya no me atrevo a hacer ninguna valoración de si ha sido o no fruto nuestro. Aunque está claro que su expansión sí es consecuencia de mirar el corto plazo.
¿Pero qué tiene el corto plazo?
Una de las preguntas lógicas a hacerse ahora sería la de ¿por qué miramos tanto el corto plazo? La respuesta es sencilla, al menos lo que yo he experimentado en mí: el placer de la recompensa. Fíjate tú qué tontería, ¿no? Y la que se está liando por ello.
Hoy no entraremos tanto en el origen de todo esto, aunque los que seas fieles al podcast podéis imaginar mi apuesta 😛
El punto aquí es entender cómo funciona el sistema de recompensa. Yo no soy ningún experto en el tema así que os explico lo que entiendo hasta ahora pero os invito a que hagáis vuestra propia experimentación. Lo explicaré a mi manera, espero no cagarla en los próximos minutos! 😛
El sistema de recompensa
Resulta que cuando alcanzamos un logro, nuestro cerebro segrega endorfinas y serotoninas. La endorfina es la sustancia que nos hace sentir felices. La serotonina nos da una sensación de paz y calma. Claro, tú dirias que estas sensaciones ¿nos molan o no nos molan? Nos molan.
Esto que mola tanto nuestro encéfalo lo guarda en lo que se conoce como el sistema de recompensas. Que básicamente para entenderlo es un conjunto de mecanismos que asocia la experiencia que hemos vivido con esa sensación de placer.
Entonces, nosotros que no somos tontos de repente estamos ahí un día tonto y buscamos repetir esta sensación de placer. Para ello se pone en marcha la dopamina que es una sustancia que nos activa y nos pone en marcha a la búsqueda de esas endorfinas. De esa recompensa.
Por lo tanto, que me estoy enrollando mucho. Da la sensación que estamos «programados» para buscar constantemente este placer, y el caso es que hemos construido todo un contexto repleto de cosas que nos dan esa recompensa de manera inmediata. El azúcar, las drogas (incluyendo el alcohol), la comida, las notificaciones del móvil y las redes sociales, etc. ¿Por qué? Bueno, porque el sistema económico que hemos diseñado busca eso: riqueza instantánea y de crecimiento constante.
El problema del largo plazo (L/P)
Ahí se nos presenta un gran problema, porque el hecho de lograr las recompensas de una manera tan sencilla y económica no permite que miremos a futuro. Sobre el papel está clarísimo: si yo estoy sufriendo hoy, no voy a esperar a curarme mañana si enfrente de mí tengo algo que me lo va a remediar.
La clave aquí es preguntarse: ¿realmente me va a remediar el problema de hoy o simplemente me estoy poniendo una venda en los ojos? ¿Un parche?
Permíteme que use otro ejemplo economista para bajar el tema a tierra. Tengo un buen amigo muy entendido en el tema bursátil y lleva tiempo invirtiendo y fue el que me ayudó a ver la importancia del largo plazo. Sin ser un entendido tampoco (me estoy metiendo en muchos jardines hoy) simplifico que en bolsa puedes ganar dinero de dos maneras: especulando o invirtiendo. Especular significa estar constantemente en el corto plazo, compro ahora esto que está barato y lo vendo cuando haya subido. El largo plazo es un juego más calmado, de generar confianza, de mimo, de querer generar valor más allá de lo económico. Y para ello uno tiene que saber «aplazar» esa búsqueda de placer propia del corto plazo.
Pero quédate con esto: el corto plazo está centrado en la inmediatez, en la riqueza; mientras que el largo plazo está enfocado en el valor. El corto plazo vive en lo urgente. El largo plazo en lo importante.
El origen de este programa
Todo esto hoy os lo estoy explicando a raíz del documental de las redes sociales que ha salido estos días en Netflix. Hay muchas cosas que me gustaría comentar de él, pero hoy quería centrarme en este tema que queda un poco escondido.
Hay un momento que Justin Rosenstein dice que:
Cuando estábamos haciendo el botón «Me gusta», toda nuestra motivación era ‘¿Podemos difundir la positividad y el amor en el mundo?’ La idea de que si avanzamos rápidamente hasta hoy, los adolescentes se deprimirían cuando no tienen suficientes «Me gusta» o podría ser que lleva a la polarización política no estaba en nuestro radar.
Justin Rosenstein
Y aunque no se ha demostrado a ciencia cierta, parece que hay cierta correlación entre la aparición de las redes sociales y el aumento de las autolesiones y los intentos de suicidio entre los jóvenes (y no tan jóvenes).
El punto, explican, no está en la herramienta en sí de las redes sociales, sino del modelo de negocio. Volvemos de nuevo al sistema económico que hablábamos. Un sistema económico de urgencia, pero no de importancia. De riqueza pero no de valor.
Y, ¿qué hago? La gran paradoja
Ok, Javi, me has convencido… ¿Pero qué puedo hacer para salir de este atolladero? El quid de la cuestión aquí es entender que nadie te va a llamar para hacer lo importante, pero todo el mundo te va a distraer con lo urgente. Si entiendes esto, tienes mucho ganado.
Déjame que te explique una clase del MBA que me viene ahora. Lo llamaré «la persona que falta en esta reunión de toma de decisiones». En ella hablábamos de que falta el cliente en las reuniones de toma de decisiones. Aquí falta la figura de la persona del futuro. Pero, claro, ¿cómo vamos a traer aquí la persona del futuro Javi? Ya se te ha ido…
Bien, pues aquí entra la gran paradoja de todo este capítulo. Para empezar a trabajar en el largo plazo, simplemente hay que llevar el corto plazo al extremo. A vivir en el ahora. Fíjate tú qué «chorrada», ¿no? Déjame que te lo argumente un poco. Lo que te quiero transmitir es que necesitas romper con esa cadena de vicio de endorfinas. Para ello necesitamos darnos cuenta que aquí y ahora no necesitamos nada para vivir. Que el vivir ya está pasando mientras vivimos. Que no necesitamos alcanzar esa meta, que no necesitamos esa ingesta de comida, que no necesitamos esa droga.
La persona del futuro solo necesita que nosotros estemos plenamente en nuestro presente. Y ésta es la gran paradoja del corto-largo placismo.
Qué tiene que ver esto con Ikigai
Y para ir terminando el episodio de hoy, lanzo la pregunta obligada y que sé que algunos de nosotros nos estamos haciendo. ¿Qué carajo tiene que ver esto con encontrar mi Ikigai? Pues tiene mucho que ver, que voy a decir yo, ¿no? XDDD
Y la respuesta que os doy es: recuerda que Ikigai no es un lugar al que tienes que llegar. No es una situación de vida concreta. No es trabajar de aquello que me gusta, usando mis talentos, en algo que necesita el mundo y por lo que me pagan bien. No. Ikigai es una actitud de vida. Ikigai es vivir aquello que vale la pena vivir.
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Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
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