Una de las cosas que más me costó identificar a lo largo de los años fue ver que mi vida había perdido todo sabor y color. Sucedió sin darme cuenta. Como cuando eres pequeño y no te das cuenta que estás más alto hasta que alguien te lo dice.
Y claro, ¿qué sucede? que si vives en la inopia y no te das cuenta, no puedes contarte verdad sobre tu vida. Y si no te cuentas verdad es prácticamente imposible que puedas empezar un camino de descubrimiento y reconexión como Ikigai LifeCourse.
Por esta razón, y de una manera muy simple, hago este breve post. Para recordarte que la vida tiene un sabor mestizo y es de color fuego. Y que si no la estás saboreando y viendo así, tengo una noticia para ti: no estás viviendo la vida. Quizás estés conformándote con un sucedáneo.
No está bien ni mal, pero alguien tiene que hacértelo saber. Porque quizás así te plantees si ya estás bien en este sucedáneo que te has montado, o si por el contrario quieres sacarle mucho más jugo. Es tu decisión, pero que sea consciente 🙂
Yo hace relativamente poco descubrí cómo describir lo que es vivir. Para los de mi quinta os traslado a la última viñeta de cualquier cómic de Asterix y Obelix donde todos los galos estaban en una mesa gigante donde había un gran banquete infinito y todo eran risas y festejo. Para los más jóvenes, os envío a One Piece cuando de alguna manera similar todos los nakamas celebran sin parar.
Eso se llama abundancia. Y eso es la verdadera vida.
A modo curiosidad, esta foto es del verano de 2019 con un grupo de personas con las que compartí una semana increíble limpiando y arreglando bosques (#projecteboscosmuntanya).
Frase de la canción «Sabor mestizo» de Marcel i Júlia
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