- Ten, te devuelvo la llave para cuando sea que la necesites – declaró Juana con mirada condescendiente. Sus ojos brillaban tristes mientras nos despedíamos la que sería la última vez.
- Gra… Gracias – respondí sin encontrar todas las palabras ni la voz que mi alma quería gritar.
La ví alejarse por el pasillo de cemento. Y cuando ya no quedaba ningún rastro de ella ni de su perfume, acabé entrando en casa. Caminé hasta el centro del salón, todo vacío como si me hubiesen robado.
No pude sino quedarme quieto y a oscuras mirando cada rincón de aquel primer piso en el que había vivido los 3 primeros años de mi vida en pareja. Fué una sensación extrañísima. Podía verlo todo como si estuviera tras una cámara que grababa un plano circular de aquel momento. Y a la vez podía sentir un vacío existencial tan intenso y descomunal que desgarraba una parte de mí.
Me sentía un fracasado miserable. ¿Será esto lo que llaman la crisis de los 30 años?
There is no future, there is no past. I live this moment as my last. There’s only us. There’s only this. Forget regret, or life is yours to miss. No other road. No other way. No day but today. I can’t control my destiny. I trust my soul, my only goal is just to be. There’s only now, there’s only here. Give into love, or live in fear. No other course, no other way. NO DAY but TODAY.
Jonathan Larson – Canción «Another day» del musical Rent
¿Por qué te traigo hoy la crisis de los 30 años?
Estaba el otro día tan tranquilamente por casa en una de esas noches de viernes que me encantan a mí: el olor a pizza invadía el piso (love is in the air digo siempre como chascarrillo). Mientras el horno acababa de hacer su función, yo ya había encendido unas bombillitas que están al lado de la TV y que generan un ambiente cálido y amoroso que siempre me ha parecido muy mágico. Me disponía a escoger qué película iba a acompañarme mientras gozaba de este encuentro conmigo mismo.
Mirando que me miraré todo el infinito catálogo de Netflix, de repente una peli emergió con fuerza entre todas: Tick, Tick… Boom!. Leí la descripción:
Un prometedor compositor teatral a punto de cumplir 30 años lidia con el amor, la amistad y la presión de crear algo fantástico antes de quedarse sin tiempo.
¿Un musical? ¿Sobre alguien que no se encuentra a sí mismo? Parece una película expresamente hecha para mí.
Tick, Tick… Boom! y la crisis de los 30
Basada en hechos reales, la película básicamente va del compositor del musical de Rent y que gracias a él, cambiaría bastante la manera en que se iban a concebir a partir de entonces. Pero se sitúa años antes de este prodigio de Broadway. De hecho se sitúa justo a los 29 años de edad de Jonathan Larson.
No voy a entrar en detalle en la película porque no es la que he elegido para traerte este mes. Pero sí que te animo a verla. Porque gracias a ella podemos entender la crisis de los 30 muy bien y cómo llega la gran mayoría de las personas que llegan a los procesos de desarrollo personal y al acompañamiento filosóficos que hago en particular: con una gran presión encima y unos niveles de ansiedad de órdago. Buscando y buscando su lugar en el mundo y respuestas que nunca llegarán, precisamente, por su disposición y sus comportamientos enfermizos.
Bueno, total, que la película va de esto un poco: de su obsesión por triunfar, del bloqueos creativo asociado a la obsesión anterior y cómo se va destruyendo y cayendo todo su mundo a medida que más se obsesiona.
Mi historia personal, acercándome a los 30
El disfrutar de esta película me ha trasladado inevitablemente a mis 29 años. Cuando, a un nivel mucho menos intenso, yo también me perdía obsesionado con mis objetivos. Como no tenía tanta intensidad como el prota de la peli (algo que ya he ido explicando en estos capítulos a través de mi flojera de espíritu) yo no me daba cuenta de todo esto.
Fué una ruptura de pareja el detonante de todo un camino increíblemente vivido que me ha llevado a estar hablando por aquí contigo. Precisamente, el capítulo de hoy lo inicio con una mezcla de memorias con ficción de lo que fue uno de los días más sufridos de mi pasado.
Allí me encontraba yo, en un piso de protección oficial en medio de un pueblo que aún estando cerca de la ciudad de Barcelona, yo lo sentía como en medio de la nada. Una anécdota que recuerdo con cierta gracia es la de la cama.
Y allí empecé mi propia crisis de los 30 años.
¿Qué es una crisis realmente?
Una crisis es la manifestación inequívoca de que un modelo ha fallado.
- O bien porque te das cuenta que no tiene sentido mantenerlo ya que acarrea mucho sufrimiento.
- O bien porque aún siendo un modelo exitoso lo que alcanzas a través de él te das cuenta que es algo vacío.
Así como en la crisis de los 40 el escenario suele ser este segundo: es decir que aparentemente lo has alcanzado todo, en el caso de la crisis de los 30 años tiene mucho más que ver con el primer caso. Por lo tanto, y tratando de hacer algún paralelismo con la película que te contaba, por más que la intensidad y los escenarios sean distintos, la crisis que está viviendo el prota y la que yo viví hace casi 10 años es prácticamente la misma. El prota estaba enganchado a la idea de triunfar profesionalmente antes de los 30. Yo, sin saberlo, estaba obsesionado con la promesa de una familia. Con no estar solo.
La invitación de nuestra crisis era: suelta el modelo, no te sirve. A ambos nos tuvieron que forzar desde fuera para que empezáramos nuestro camino.
¿Existe la crisis de los 30 años?
A ver… Existe en la medida de que es algo que sucede y cada vez con mayor frecuencia. La presión del modelo es muy fuerte: independizarse económicamente, primeras experiencias laborales que te muestran lo poco que has aprendido en la carrera, pareja, bodas, hijos, sueldos, aspiraciones, ambiciones… Y todo rápido que la vida es corta.
Así que no podemos decir que la crisis de los 30 años no existe. Pero necesitamos entender que somos nosotros, como sociedad primero y a título individual luego, quienes cocinamos esta crisis a fuego lento. Una persona que no comprara todos estos modelos nunca jamás viviría algo similar ni de lejos.
Por lo tanto es algo que podemos evitar a toda costa. ¿El problema? Es que de muy pequeños nos alejan de nuestra sensibilidad y no lo notamos hasta que no nos sucede algo que consideramos muy grande. Y esto suele suceder más en la dimensión con la que más te identificas, claro.
¿Qué hice yo?
[Revisar podcast para la explicación de cada punto]
- Dejarme ayudar
- Apalancarme en lo que me hace sentir bien (deporte)
- Subir mis niveles de energía
- Practicar la disposición de apertura
- Transformar mi entorno
- Apostar cada vez más por mí
¿Qué creo que no debes hacer si estás en la crisis de los 30 años?
- Sentarte a pensar y tomar decisiones
- Compararte
- Quedarte atrapado en redes sociales o en tu pasado
- Dejar tus modelos intactos
- Compensar → Ferrari en los 40
¿Por qué te hablo de esto ahora?
Bueno, además de porque ha coincidido con esta película que te contaba antes, yo me voy acercando sigilosamente a mis 40 años. No he cumplido ni con la mitad de cosas soñadas de las que imaginaba. Y aún así he vivido muchas más cosas increíbles y mágicas de las que había creído posible.
Supongo que este capítulo quiere servir como unas palabras de aliento por si te encuentras ahí. Por si sientes que la vida te aprieta. Si es así, simplemente decirte: ¡ánimo! ¡Date cuenta que no es que la vida aprieta, sino que te está invitando a soltar un modelo que te lastra y no deja desplegar tus alas! Has venido a volar. No te limites a caminar.
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
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