Cuarta ley: la ley del mínimo esfuerzo
Aquí ya entramos en un terreno que a mí, personalmente, me petó la cabeza la primera vez que se me sugirió esta idea en un retiro hace años. Algo que he intentado explicar en el capítulo 64 del podcast: sufre mamón. Lo que plantea esta ley es lo siguiente: la inteligencia de la naturaleza funciona con una facilidad libre de esfuerzos y con una despreocupación tranquila. Sin resistencia. Y puesto que nosotros formamos parte de la naturaleza, así se aplica para con nosotros.
¿Cómo puede ser que exista esta ley cuando lo que nos han enseñado en nuestra sociedad que lo que prima es esforzarse? ¿Qué sin sufrimiento no hay gloria?
Bueno, te invito a que escuches el capítulo que te he marcado antes. La idea principal sería la siguiente: si hay esfuerzo es porque estás desconectado/a de tu esencia. Esto sucede cuando no aceptas quien eres y vas en busca de un modelo ideal. Es decir, cuando te estás creyendo a ciegas la idea que tienes de ti (que es una versión infinitamente pobre de quién eres realmente: potencialidad pura (ver la primera ley)).
Desde este lugar cada acontecimiento que sucede en la vida así como cada tarea que realices se lleva a cabo desde el rechazo. O lo que es lo mismo: desde el miedo. Yo no me acepto a mí y/o no acepto lo que está aconteciendo. Por eso me esfuerzo por cambiarme o por cambiar lo que acontece. Es entonces cuando el sufrimiento llama a la puerta (ahora o más adelante, tu dale tiempo).
Otra manera de actuar, completamente opuesta, es hacerlo desde el amor. Es decir darte cuenta que este momento es sagrado y bendito porque es la vida manifestándose. Y al incorporar esto, te darás cuenta que solo hay una manera de actuar: desde la entrega más absoluta a la acción sin reservarse nada y con todo tu potencial a disposición.
Sorprende ver que en prácticamente todas las ocasiones la acción en su forma es la misma, por ejemplo planchar un pantalón, pero el origen de esta acción es completamente distinto y eso lo cambia todo. En el primer escenario, uno no quiere estar ahí porque considera que la actividad no es digna de él (“yo que soy tan importante y un hombre ocupado no debería estar haciendo esto porque estoy infrautilizando mis talentos”). Ahí hay lucha y hay conflicto.
En el segundo escenario uno acepta que la actividad que acontece es igual de importante que cualquier otra (no clasifica) y por lo tanto es merecedora por igual de su completa entrega. Ahí hay toda tu esencia puesta al servicio. No existe el esfuerzo ni la resistencia.
¿Cómo llevar la ley del mínimo esfuerzo a mi día a día?
- Aceptación
- Responsabilidad
- Indefensión
- Usar cortafuegos
¿Te ha gustado este capítulo?
Para mí es muy interesante saber cómo te están ayudando todas estas reflexiones, entrevistas y propuestas de ejercicicos. Puedes darme tu opinión aquí o dejar tu valoración:
Teresa vidal cruz dice
Muchas gracias es reveladora está información 🙏 es parte de abrirme a recibir todo lo que llega para así percibir y recibir la abundancia plena gracias
javi dice
Muchas gracias a ti, Teresa, por recibir estos mensajes con el corazón y la mente abiertas. Te recomiendo mucho cualquiera de los dos libros que inspiraron a esta «serie» de capítulos relacionados con la abundancia. O, si prefieres y te apetece apoyar a Proyecto Ikigai recopilé todo en este cuaderno de trabajo: https://proyectoikigai.com/abundancia/
Un saludo inmenso!
Javi